Obvio que si, es mi área, pero no sé casi nada. Y me paso mil rollos, de pacientes muriendo porque en lugar de darle paskisjkdaorilil, como decía la receta (...), yo les mandé paracetamol.
Me sentiría muchísimo más cómoda si supiera para qué chuchíngale sirven las cosas. Además me estresa ser una carga, retrasar a la gente, andar preguntando y no saber que hacer. Recién cuando hice la práctica el año pasado noté que por mucho que tuviera ganas de esconderme para no ser un estorbo, no podía andar disculpándome todo el día, porque seguro que eso es trescientas veces más molesto. Y porque estaba donde tenía que estar.
El sentido de pertenencia lo he desarrollado al mínimo, por el cuadradismo de pensamiento y por miedo quizás a cualquier grado de arrogancia. Pero no puedo jactarme de eso cuando en lugar de hacerme sentir triunfadora frente al mal, me quita la paz de los momentos que bien podrían haber sido momentos de felicidad.
Me produce dilema afirmar que no podría haber hecho mejor las cosas, porque realmente lo creo y me quema ver como se contradice con el espíritu de superación que abunda en esta etapa, pero en realidad me trae tranquilidad, sobre todo cuando logro aceptar que no soy del todo incompetente, argumentando que es la competencia que me corresponde siempre y cuando logre pensar con la cabeza fría al momento de valorar el trayecto.
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No me quejo porque ñlaskd. Pero si tuviera la posibilidad de elegir, elegiría vacaciones de verdad, sin la presión del semestre a medias, sin sacrificios extras por muy por mi bien que sean.
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