lunes, 15 de abril de 2013

Contar hasta cien

Reconocerme débil, envidiosa y celosa.
Reconocerme orgullosa, resentida. MUY resentida.
Reconocer que odio, que no tolero, que me guardo la rabia, que exploto de rabia.
Odio reconocer que espero. Odio no saber lo que quiero.
Ser lo opuesto de lo que quiero.
Ser más de lo que veo.
Odiarme tanto, culparme tanto.
Valer y no valer la pena.
Odiar a quien crea saberme.
Tratar a quien logre entenderme.
Ser invisible, olvidable y predecible.
Evitar el dolor y la memoria.
Pensarme perdida y no encontrarme.
Pensar lo peor y esperar. Tornar mi huella en olvido. Recordarme en un espejo roto. Inutilizar mi experiencia. Convertirla en dolencia.
***
No sé que onda mi vida, ando con melancolía infinita y me odio un poco por eso también. En estricto rigor, tengo todo para ser feliz y aún así me cuesta demasiado. Soy todo motivo para prejuicios, pero aún los aborrezco. 
Al menos sé que esta vez no estoy sola... y no me siento sola.

lunes, 1 de abril de 2013

Abriendo nueces con las dedos

La Marlen se venía en mi furgón.
Hace unos meses le recibí un folleto de una consulta dental en Gran Avenida, y a duras penas la reconocí mientras leía su nombre en el folleto. 
La Marlen era inquieta, flaca y alta.
Una vez con la Anakena se agarraron -literalmente- de las mechas. La mamá de la Anakena le cepillaba el pelo con los dedos y con horror veíamos como se le salía su pelo ruliento y desordenado. La Marlen tenía el pelo liso; con horror, al menos yo vi como nadie le cepilló el pelo.
Desde mi casa veíamos al abuelo de la Marlen sentarse todos los días al sol para leer el diario.
El abuelo de la Marlen ya no lee el diario. Puede que haya muerto, pero no me acuerdo. 
La Marlen usaba un delantal azul, y unos lentes gruesos con tiritas para que no se le cayeran. 
Mi calle está llena de ancianos que se han aferrado a la vida mejor que la Marlen.
Mi mamá me contó que la Marlen se veía bien, que pololeaba con un niño medio rasta; Mi papá me contó con tristeza que las vecinas relatan que un resfrío mal cuidado fue lo que se la llevó para siempre.
*   *   *
El otro día vi a lo lejos una foto de ella. En su casa tenían la puerta abierta, y la foto miraba a la calle. Su casa se ve desde mi casa, pero estoy segura que lo que veía ella cuando salía de su casa, era todo menos mi casa.
La Marlen vería un mundo colorido, quizás ya sin peleas a golpes. Vería oportunidades para ganar su propio dinero. Vería a su pololo rasta.
La Marlen vería a sus amigas que la iban a buscar, las mismas que año tras año quedaban sin pulmones gritando su nombre, siempre con el mismo tono y siempre con la misma insistencia.

>> to be honest...Para mí la muerte estuvo en un stand by. Diecisiete años en stand by, para volver sin pizca de compasión. No sé si agradecer esos años de tranquilidad o si llorar por haber crecido en una burbuja que me deja desnuda cuando la vida muestra su lado más crudo.