viernes, 1 de junio de 2012

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Otro borrador antiguo. Lo leo y me da gusto recordar lo útil que fue haberme dado el tiempo de desenredar todo lo que creía sentir.
Hay tantas cosas que cambiaría, pero decidí conservarlas por muy ridículas o melosas que parezcan, porque la vida también funciona así. Nunca ha tenido mucho sentido maquillar la memoria ni rehuir del pasado. Me apesta la idea, la frase, el concepto, pero es lo que hay. Es lo que soy también.
Si me lo preguntan, desearía no haber necesitado jamás escribir algo así.
Hay tanto que ha cambiado desde ese entonces.
* * *
>>Ya sabía yo wn que no me puedo fiar de la palabra de las personas, menos de gente tan cambiante. La idea aún me descompone, así que la evito, pero siento que evitarlo es una de las cosas menos sinceras que puedo hacerme. 
Siempre pensé que habría un antes y un después. Claro que no pensé que el después llegaría tan pronto y no sé bien como retorcer mi propio concepto sin convertirme en una desalmada.
>>Me cuesta creer que pueda existir más de un antes, y un después definitivo que supere mi concepto de realidad. Eventualmente caeré -de nuevo- en esa dinámica infame, de repensarlo todo, de idealizar y adorar la imperfección, porque así soy no más, y lo lamento bastante, sobre todo por las personas que intentan aceptarme. En volá si no fuera tan ilusa, me costaría menos desahogarme, pero como hace tiempo dejé de encontrarle sentido, suelo hacerlo con alguna intención, intención así como que de la nada aparezcan arco iris y que empiece a sonar música y todos se unan a la coreografía espontáneamente megahipercoordinada… porque OALÑKSD soy un desastre .__. Con suerte me dura el entusiasmo para escribir. Y siempre escribo pero antes de terminar, recuerdo el vacío que me dejará el saber que no hará ninguna diferencia y me desmotivo de nuevo. Aparte que me dejo al descubierto, y una de las pocas cosas de las que me valgo cuando estoy a punto de echarme a morir, es el recordar que a pesar de la transparencia, nadie tiene idea de verdad, onda, pueden juzgarme con alevosía, pero en realidad son puras especulaciones. Así como me atormenta no entender algunas cosas, confío en que quien se crea dueño de mi verdad, está equivocado. Me esfuerzo quizás demasiado en no demostrar tanto, hasta que siento que no tengo nada que perder, es decir casi nunca. En este caso literalmente no tengo nada que perder, pero igual me carga que se note cuando me refiero a alguien en particular. Y si, igual a menudo me refiero a alguien en particular, porque no sé. No sé en verdad. Me perturba, pero como que ná que ver. Quizás muera como un misterio no resuelto, y será no más, siempre que muera antes que yo o que por lo menos no me consuma del todo y no me convierta en una ancianita amargá :( En algún momento dejaré de darle vueltas, o eso creo siempre, pero como lo dejo inconcluso al final empiezo de nuevo y aquí va: creo que su antipatía es intencional y su crueldad no siempre es tal cosa. Tendría motivos pero ya no les veo sentido. Ahora estoy una vez más fuera de su vida, y de la peor manera. 
>>No me puedo quejar de soledad, pero a veces lo hago. Encuentro otro abrazo, pero me gana la culpa. Intento y me aburro fácil. No he encontrado nada en la vida que me apasione tanto que no me aburra. Y cuando creo encontrar algo, me aterra pensar en el desequilibrio y el dolor que conlleva la entrega. Repaso mis errores, intento hacer las cosas de otra manera. Igual termino entristeciendo gente. Complico todo, intento explicarme, pero sé que son excusas. Me da asco escucharme. Opto por no hablar, pero eso nunca me dura mucho.  Deseo quizás con demasiado fervor que la respuesta no dependa de mi. 
>>Me cuesta reconocer cuál es mi lugar, excepto cuando está afuera. Es fácil jugar ese papel en la vida, aunque a veces duele. Siempre pensé que era por el hecho de que implicaba reprimir impulsos, pero ahora creo que duele porque lo que implica es miedo. Ya no logro entregar nada sin sentir vergüenza, pensando que quizás no es suficiente, o frustración, pensando que quizás es innecesario. >>Soy una cobarde con todas sus letras, llena de traumas imaginarios, de miedos ridículos, de dolor autoinfligido. He puesto la vida a prueba, pero el resultado no lo tomo muy en serio. Tampoco la prueba. Creo en la vida de todas formas, me maravillo cuando trae equilibrio y cuando revierte lo que luce irreversible. Me hace feliz cuando trae oportunidades a quienes merecían un respiro, sobre todo a quienes por poco dejan de creer en ella.